Hablan los que escriben. Hoy responde: Alfredo Jaramillo


por Walter Lezcano

Yo leía sus poemas en su blog. Me gustaban tanto que se los hacía leer a Patricia y ella me los devolvía en voz alta. Eran unas tardes increíbles, tardes de domingo o, peor, entre semana, ponele un martes a las seis y cuarto de la tarde, en las cuales uno busca ser salvado por alguien. Por suerte allí estaban los escritos de Alfredo Jaramillo.


Y es que la juventud puede ser vista, es una posibilidad entre tantas, como esa etapa en la que se busca aliados. El mundo en más parecido a La carretera de McCarthy que a Kafka en la orilla de Murakami. Entonces hay que encontrar refugios seguros frente la impiedad del planeta tierra. Lugares en donde poder resguardarse de todo aquello que te golpea la espalda, que algunos llaman la realidad y que mi vieja me aviso que iba a venir y yo, como corresponde, nunca le di cabida.


Se notaba en esos versos y esas estrofas ciertos caminos en los cuales uno puede reconocerse. Era pura intuición, esa certeza emparentada con la fe, porque de poesía no entiendo nada. Igual creo que cierta teoría queda tan chica aveces para abordar lo incontenible. Yo leo algo y si me conmueve sigo y no paro y ahí se puede aprender algo de la vida, algo que no se puede aprender en ningún otro lado. Y algo de eso sucede cuando uno lee Tranqui hoy, por nombrarte un hit poderoso, de esos de estadio, pared de sonido y toda la parafernalia.

Después vino el descubrimiento de que era de Neuquén y cierto conocimiento biográfico que a mí no me interesa. Lo que sí era atractivo de saber era que había sacado un libro en la querida Funesiana, ¿En que otra editorial podría haber sacado su texto? Se trata de Grunge.



Al día de hoy está agotado, ya va por su segunda edición. Sale veinte mangos, y creo que es un buen negocio conseguir tanto fulgor por tan poca guita. Aquí se están contradiciendo los valores capitalistas, loco. Así que habría que tenerlo si uno quiere saber de qué la va la juventud, el rock, y toda esa locura.


El otro día fue el cumpleaños número treinta y uno de Funes. Ahí cayó Jaramillo, vestido con una de las mejores remeras de una de las mejores bandas de rock

Entre cerveza y risas, con Patricia nos dimos cuenta de lo buena gente que es Jaramillo. Algo mucho más difícil de encontar que buenos poetas. Y eso es lo que queda finalmente.


Hoy responde Alfredo Jaramillo


1-¿Cuál fue el primer libro que leíste?

Lo primero que recuerdo haber leído fue la increíble historieta Astérix. Si uno ve ahora esa colección (creo que eran 24 tomos con una historia diferente en cada uno), se da cuenta de que parecía mas bien una revista, algo que estaba ahí para que los chicos -como yo en aquel entonces- de cinco o seis años la agarraran y no la soltaran nunca más en su vida. Yo estuve leyendo eso hasta los 13. Y me encantaría volver a releerlo ahora, estoy seguro que con la misma alegría que sentía entonces, cuando leía frases como “estos romanos están majaretas”. Por entonces mi mamá trabajaba como maestra doble turno y no podía sola con las tareas de la casa, así que en el dúplex donde vivíamos con mi familia la limpieza la hacía Esther., que también me cuidaba. Me acuerdo estar metido en la cama, vestido con mi pijama, mientras Esther me leía en voz alta La residencia de los dioses. Es uno de los primeros recuerdos que tengo de mi vida (qué loco, pienso mientras escribo esto, saber que la vida viene desde tan lejos), y uno de los más felices.

2-¿Cuál fue el primer libro que compraste?

Creo que no fue uno solo, sino que fueron varios. Y no fue con dinero propio, sino con el de mis padres. Yo nací y me crié en Neuquén, pero en uno de mis viajes a Buenos Aires durante la niñez, pasamos por la librería Ateneo (creo que en ese momento había una sobre la calle Florida) y me acuerdo haber comprado un montón de libros, muchos de la famosa colección del Quirquincho y otros de divulgación histórica para chicos, esos títulos que hablaban sobre los mayas, los romanos, cosas por el estilo. Después pasó un largo período, en coincidencia con todo mi secundario, donde no compré ni un solo libro, sino todo lo contrario: me desprendí de buena parte de ese legado. Todavía hoy me arrepiento de haber canjeado un montón de esos títulos para comprar mi primer 25 de porro.

3-¿Cuál fue el primer libro que robaste? :

Creo que nunca robé un libro, pero sí robaba revistas en los kioscos del centro de Neuquén. Y cuando digo robaba, digo que robaba muchas, sobre todo esas revistas de rock que venían (ahora no vienen más, las revistas de rock murieron en los noventa) de Estados Unidos y Gran Bretaña, tipo Metal Hammer y Guitar. Lo que más me gustó robarme fue un libro lleno de láminas de los Smashing Pumpkins. Empapelé mi primer habitación de la universidad con esos posters.

4-¿Cuál fue el primer libro que influyó en vos de alguna manera?

Siempre me viene a la cabeza el mismo, pero creo que fueron varios más: Los ejércitos de la noche, de Norman Mailer. Es una crónica de la multitudinaria marcha que avanzó sobre Washington en contra de la Guerra de Vietnam, creo que en 1964. Lo leí segundo año de la universidad, cuando todos más o menos fantaseábamos con ser periodistas y estar metidos en el hueso de las cosas. Claro que después crecés y te das cuenta que escribir es dificilísimo, lo que deriva en la más que obvia conclusión -después de leer ese libro- de que Mailer es una bestia.

5-¿Qué necesitás para ponerte a escribir?

Una idea o una frase. Ya con eso empiezo. Después necesito un poco de calma y bajar la ansiedad de publicarlo en el blog o mostrar los bocetos. Últimamente pienso que es mejor cuando se escribe sin urgencias de que otros vean lo que se escribe. Ahora quiero que mi escritura sea primero para mí.

6-¿Qué fue lo primero que escribiste?

Unos cuentos rarísimos en la primaria, pero me di cuenta que me gustaba escribir a los 16 años. Estaba muy perturbado (había canjeado mis libros por porro) y había entrado en el tren fantasma de la adolescencia, no entendía nada, me llevaba mal con mis padres, en fin, las cosas de casi todos. Así que me ponía a hacer catarsis en unos papeles cualquiera que nunca conservé.

7-¿Qué fue lo primero que publicaste? ¿Cómo lo ves ahora?

Publiqué unos poemas en un concurso de Neuquén, y después edité Grunge por la Funesiana. De Grunge siempre voy a estar contento porque ahora que lo repaso me doy cuenta que ese libro soy todo yo. Con esto quiero decir que muchas de las cosas que se escriben se hacen tras la fantasía de la representación, ¿no? Al fin y al cabo eso es la literatura, pero en Grunge me veo más desnudo y más inocente que en las últimas cosas que estoy escribiendo. Además, es el librito que me permitió conocer a un montón de amigos.

8-¿Qué estás escribiendo en este momento?

Algunos poemas sueltos, otros poemas que forman series más largas como el de Toxilove, que le escribí a mi novia. Estoy corrigiendo una recopilación de poemas que quizá publique el año que viene, algo que por ahora se llama Villa Negra, pero quien sabe. También tuve una breve incursión narrativa y, sobre todo, periodismo, que para mí es tan importante como la poesía y cualquier forma de ficción.

9-Un libro imperdible

Me gustaría ser un animal, de Ezequiel Alemián. Un libro de poemas en prosa que podría crear todo un nuevo programa de escritura en Argentina.

10-Una definición de escritor

Alguien que sabe darle a las ideas y sentimientos sus mejores formas.

Gracias, Alfredo

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