Hablan los que escriben. Hoy responde: Luciano Lamberti


por Walter Lezcano

En todos lados están ocurriendo cosas maravillosas. En Córdoba, un lugar con una mística poderosa para los que no vivimos ahí, hay, desde hace rato, una movida literaria grosa. Luciano Lamberti es en parte responsable de esto, de que algo trascendente ocurra. Su nombre se menciona cuando uno quiere saber sobre los nuevos autores que están diciendo algo relevante en un terreno pantanoso y rancio, con cierta pretensión de fosilisar cualquier texto, llamado Literatura Argentina.

Yo lo conocí por sus poemas, que sube cada tanto a su blog. Unos poemas de los que me gustaría poder expresar lo mucho que me gustan, encontrar las palabras justas que puedan dar una idea de cómo el arte poético puede estar vivo y salir de la hoja o la pantalla y acompañarte durante un largo rato mientras caminás al super de los chinos a comprar unas birras para ver si por ahí con un elixir amargo y helado, descubrís cómo contarlo.

Lo de siempre, la belleza no es algo terrenal y cuando unas palabras bien puestas te acercan a ese terreno divino uno no sabe bien qué está ocurriendo.


Ahí está su libro,

editado por la nave madre de La Funesiana para comprobar lo que digo. San Francisco/ Córdoba es una texto tremendo. Hay que leerlo. Es la única forma que tengo para decirlo, porque no soy crítico literario ni quiero serlo.

Lamberti también escribe narrativa. Sus cuentos pueden encontrarse en algunas antologías que salieron estos últimos años. Todavía no pude entrarle a esos textos. Ya lo voy hacer cunado me reponga de la lectura de sus poesías.
De a poco van a ir llegando las palabras para describir lo indescriptible.
Hoy responde Luciano Lamberti.
1-¿Cuál fue el primer libro que leíste?
El primer libro que recuerdo haber leído fue una edición ilustrada en tres tomos de "La Biblia de los Niños" que me regaló una tía. Las ilustraciones son de un tal Piet Worm, que mal traducido podría ser algo así como "gusano sagrado" o "gusano piadoso". Las ilustraciones son buenísimas, y durante mucho tiempo mis sueños tenían esa estética. Si soñaba con el diablo, lo soñaba como aparece ahí: rojo, con pelo y patas de cabra y cuernos. Hace poco me reencontré con el libro en uno de los misteriosos rincones de los roperos de mi casa natal y me di cuenta, también, de que el resumen que hacen de la Biblia es bastante bueno, así que toda esa cosa católica marcó indefectiblemente mis primeros años de vida. En la Biblia está todo, todas las historias. Ahora la estoy releyendo (a la original) acompañado por un libro de Asimov que me bajé de la web y que explica un poco ese rollo. Desde una perspectiva catolicona, puede ser leída como todo-lo-que-tuvo-que-pasar-para-que-naciera-un-sólo-hombre. Es decir: seis mil años de guerras, exilio, pestes, traiciones, incesto, equívocos inauditos, sacrificios, casamientos, etc, para que El Elegido pudiera nacer. Es increíble. Increíble.

2-¿Cuál fue el primer libro que compraste?
En mi casa éramos medianamente pobres así que no me daban plata para comprar libros. Yo le robaba plata a mi mamá cuando dormía la siesta y alquilaba libros. En una librería de San Francisco había un sistema por el cual uno alquilaba el libro una semana, después lo devolvía y sacaba otro, como si fuera un video. Así leí la colección completa de unas antologías de cuentos de terror. Todavía me acuerdo de un par: uno sobre una balsa que quedaba varada en medio de una laguna y otro sobre un apagón total de luz en Nueva York. El primer libro que recuerdo haber comprado con plata robada a la siesta (perdón, mamá) fue "Sobre héroes y tumbas", de Sábato. Lo leí fumando mis primeros cigarrillos en una pieza en construcción que había atrás de casa.
3-¿Cuál fue el primer libro que robaste?
Me acuerdo de haber robado revistas en un canje que quedaba cerca de la casa de mi abuela. Revistas Nippur, D`artagnan, El Tony. El canje era de 2 x 1, yo llevaba dos revistas y supuestamente tenía que elegir una, pero cuando la dueña se distraía me mandaba una debajo de la remera y llevaba la otra en la mano como si nada. Un día la dueña se avivó y me hizo levantar la remera: gracias a Dios ese día había sospechado algo y no tenía nada. Desde entonces nuestra relación no fue la misma. Cuando me vine a Córdoba empecé a robar libros como un acto de justicia. En algunas épocas, y debido a lo que podríamos llamar "estrecheces económicas", tuve que vender parte de mi biblioteca en las librerías de saldo. Las librerías de saldo o de viejo te chorean indiscriminadamente cuando vas a vender libros. Recuerdo haber vendido, no hace mucho tiempo, una montaña de quince o veinte buenos libros a treinta pesos. Era indignante. Así perdí libros valiosísimos, como Vivir Afuera de Fogwill. Después iba y me robaba mis propios libros, algunos incluso con mis propias anotaciones, con el sistema de "meterlo debajo de la remera cuando el dueño no mira". Con el tiempo me puse cagón y ahora casi no robo.

4-¿Cuál fue el primer libro que influyó en vos de alguna manera?
"Misery", Stephen King. Tenía una tía (otra) que administraba una biblioteca en Morteros. Cada tanto, la biblioteca tiraba libros que tenían pequeños desperfectos como un pedazo faltante de la tapa y cosas así. Mi tía sabía que me gustaba leer y me mandaba cajas enteras. Recuerdo el momento de abrir la caja como lo más parecido al orgasmo (prefiero el orgasmo) que uno puede tener a los doce años. Así leí mucha mierda, pero entre tanto aparecía Ray Bradbury, que es lo mejor que le puede pasar a alguien de esa edad, y las maravillosas, gigantescas, descomunales y geniales novelas que Stephen King escribió en los ochenta, y que venían en Emecé con la traducción de Aira (obviamente, no tenía idea de quien era Aira). Cada vez que me encuentro con alguno de esos libros, que perdí hace mucho tiempo, me lo compro sin dudar. Las traducciones de Aira son poéticas, bien escritas, sin españoladas y a la vez en un idioma que no es el neutro, y tienen muchísima fuerza. Stephen King pasado por Aira: pedazo de dúo. Así leí "Cementerio de animales", "El resplandor", "Salems Lot". Una vez, también a la siesta, llegué a la casa de mi abuela, donde mi tía me enviaba los libros, abrí la caja y estuve revolviendo un rato. Elegí "Misery", lo empecé a leer y a la noche siguiente lo había terminado. Cuando lo terminé ya no era yo y estaba condenado a intentar escribir por el resto de mi vida.

5-¿Qué necesitás para ponerte a escribir?
Silencio. Un cenicero limpio. Una buena silla. Estar en mi casa y sólo en mi casa. Tener por delante varias horas de ocio. Ya no puedo escribir a mano, y eso que lo intenté. Ni siquiera puedo escribir a máquina (tengo una Olivetti eléctrica pesadísima). O sea que necesito la hoja blanca del Word, el cursor titilante, esas cosas. Si hace calor, un ventilador. A veces tomo mates. Puedo escribir a cualquier hora siempre que no tenga sueño.

6-¿Qué fue lo primero que escribiste?
Un libro en colaboración con mi hermano, más grande que yo. Lo escribimos después de leer "La familia Robinson", que era la versión trucha de "Robinson Crusoe", sin caníbales ni nada de eso. Con mi hermano lo escribimos en un cuaderno Gloria de 24 páginas y decidimos enterrarlo en el patio, a medio metro de profundidad, metido en una botella para que lo encuentren en el futuro. Cuando crecí, varias veces lo busqué en diferentes lugares sin resultado. Después: lo de siempre, le escribía cartas de amor a mis compañeras de primaria de las que estaba increíblemente enamorado y se las dejaba en el banco. Hace unos años viví en una pensión y la vecina de enfrente, que se había enterado de mis "inquietudes literarias", me hacía escribirle cartas a su marido para el aniversario, el día de los enamorados, navidad. Todas las cartas empezaban con "Gordito", dos puntos.

7-¿Qué fue lo primero que publicaste? ¿Cómo lo ves ahora?
Publiqué un poema de amor en una antología de un taller literario de San Francisco. No la tengo pero me acuerdo que todos los versos rimaban con "ella", tipo "esa estrella / es bella" y así por el estilo. Ahora lo veo como un martillazo en las pelotas, obviamente. Después fui seleccionado con un soneto (!) en un concurso literario porteño que organizaba un centro cultural de barrio. Fuí a Buenos Aires con mi mamá, fuimos al Tortoni y me saqué una foto sentado ahí. Me acuerdo que todo era carísimo. Mi mamá preguntó el precio del café y después pidió un vaso de soda. Nos pasamos la mayor parte del día sentados en una plaza.

8-¿Qué estás escribiendo en este momento?
Ahora estoy escribiendo una novela. Ni siquiera sé de lo que se trata, así que imaginensé. La novela me parece el género más seductor, aunque muchos digan que está muerto, bla, bla, bla, bla. Es un mazacote de doscientas páginas en la que el lector se hunde o mejor sería decir se interna por varias semanas. Durante ese tiempo, el lector es tuyo, no hay nada más seductor que eso. También escribo unos poemas que no entiendo demasiado y que subo periódicamente a mi blog. Son una lamentable tentativa de abandonar ese estilo tan remanido que se llama Poesía de los Noventa, el realismo sucio, el compromiso político, la claridad. En general, esos poemas no le gustan a nadie. A mí me gustan.

9-Un libro imperdible
Salinger, obvio. "El Guardián entre el centeno", pero también "Zeymour: una introducción". "La carretera" de Macarthy, aunque sus otros libros en general no están tan buenos como ese. Hace dos semanas (esperé a que pasara de moda) me compré "La novela luminosa" de Levrero y ya casi lo termino: alucinante. Tengo la idea recurrente de que un escritor escribe un sólo libro, El Libro, y que todo lo demás es impulso hacia ese libro o lo que quedó de ese libro. Ni el escritor sabe cuál es su libro: lo busca indefectiblemente, pero él mismo no entiende demasiado lo que escribe, no se entiende, no entiende a su vecino, no entiende nada. Hay una frase de la novela de Levrero sobre los críticos que dice más o menos eso: si el universo es inexplicable, ¿cómo pretenden explicar un pedazo del universo?

10-Una definición de escritor
El que no siente culpa por sentarse a escribir.

Muchas gracias, Luciano

2 comentarios:

  1. Lamberti, además, maneja cierto tono perverso oscuro que envidio abiertamente. Uno de los relatos que más se acercan a lo que quiero decir se encuentra en el VOS de La Voz: Monólogo con una bolsa de papel en la cabeza.

    Es cortito como patada de chancho.

    Excelente la nota, W.
    Abz

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  2. Lamberti es el lenguaje del futuro, agua clara salida de un iceberg, la punta de un témpano que va hasta lo más oscuro,todo ese estruendo cuando se quiebra.
    Luciano es un poeta guardado para éstos tiempos,escribe con el cuerpo de un soldado que ha muerto varias veces. La calle se lo devora y desaparece en su relato hasta donde el quiera llevarte. Él es la poesía fiel. Calma de amor las cosas que lo observan. Las mata, para darle vida.

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