Mañana es better, vas a ver


Ey, wachos. ¿Qué onda? Sí, el 2011 baja la persiana y uno se cuelga a pensar todo lo que pasó. Bueno, pintaron recuerdos muy lindos de las presentaciones, de los libros que pudimos sacar, de la gente que prestó sus instalaciones para hacer nuestra gracia, de los amigos nuevos, de los viajes, de la gente que le puso amor a TODO. Y uno quisiera decir algo más valioso y duradero que solamente GRACIAS, pero así es la cosa. Tenemos eso o un abrazo enorme y beso mojado para cada uno si pasan por la editorial , se los damos sin cargo. Si no, un big gracias de palabra y corazón por otro año inolvidable, irrepetible y todo eso que da vergüenza decir. La vamos a seguir, eh. El dos mil doce lo arrancamos con dos libros, uno de Diego Vecino y otro de Jonas Gomez. Así que ya saben, mañana es mejor y la vamos a laburar para que sea posible hablar de literatura, juntarse y tomar algo en PAZ & LOVE. Que no se corte, wachos. Nos vemos en todos lados, cuando quieran.

La internacional extremista


Poesía visual o narrativa desquiciada se conectan en el catálogo del sello de los hermanos Manuel y Ezequiel Alemian, la Editorial Spiral Jetty, donde ya publicaron César Aira, Fernanda Laguna y Pablo Katchadjian, entre otros.

POR WALTER LEZCANO



Desasosiego, incertidumbre, estupor, y, por supuesto, una profunda curiosidad son algunos de los estados que puede atravesar un lector que abra alguno de los títulos de la editorial Spiral Jetty. Resulta que asume un riesgo: encontrarse con algo inclasificable. Por ejemplo: en las páginas dieciocho y diecinueve de El libro blanco de la revista Time, de Ezequiel Alemian (Buenos Aires, 1968), no hay nada. Están en blanco. No son errores de edición ni de imprenta: es decisión del autor. De esta manera, y con todos sus libros, Spiral Jetty logra tensar las posibilidades del sentido para expandir la tolerancia de los lectores a la experimentación, al juego y a lo impredecible. Para una editorial independiente que saca plaquetas que no superan las cuarenta páginas, eso es todo un logro.

Al frente de Spiral Jetty están Ezequiel y Manuel Alemian: hermanos y escritores. Dos tipos que vienen transitando hace ya bastante tiempo el camino de la escritura en todas sus formas: desde el periodismo cultural, hasta la publicación de sus propios libros de narrativa y poesía en editoriales como Vox, La cartonerita solar, Paradiso y Eloísa Cartonera, entre otras. Ahora tienen su propia editorial, ahora son los dueños del circo.

Pero vayamos hacia atrás, porque la historia de una editorial también es la historia de quienes la soñaron. Manuel Alemian, dos años más chico que Ezequiel, cuenta que a los 18 años tomaba los libros de la biblioteca de su hermano mayor, un lector voraz e impenitente. Mientras tanto, garabateaba algunas cosas en el papel que más tarde fueron poemas. Luego se los mostró a los amigos de su hermano, entre los que estaban Fabián Casas, Juan Desiderio, Rodolfo Edwards, Daniel Durand, José Villa. Empezaba la década del noventa. En esa época fértil se gestaban proyectos efímeros constantemente. Uno fue la legendaria revista 18 Whiskys. Manuel también armó, con unos amigos, su revista. Se llamaba Mientras se corta el césped. Luego siguió escribiendo y publicando mientras se fortalecía el grupo de amigos poetas que terminaron siendo referentes de una época. Junto a ellos vivió de noche y de día y compartió experiencias formativas para su conciencia de escritor. Manuel tenía claro que “los materiales con los que trabajaba estaban en la calle, en la noche”, lejos de la academia. Y en ese intercambio de experiencias vio nacer una editorial que fue punta de lanza en la edición artesanal: Ediciones Del Diego, que tuvo dos “nacimientos”: el primero en el año ‘93 con Oreja tomada de Manuel Alemián yCampaña del desierto de Darío Rojo. Luego en el ‘98 tuvo su vuelta con el formato pequeño tal cual se conoció posteriormente. Entonces aprendió de Daniel Durand a armar libros con materiales rudimentarios, ayudó a doblar las hojas, a guillotinar, a poner ganchos. Ese descubrimiento, el de “construir con lo que tenés a tu alcance”, se lo guardó hasta que en el 2009 se encontró trabajando en una historieta muda. Se dio cuenta de que eso no tendría cabida en ningún lugar, habló con su hermano que también estaba encima de unos textos complejos (lo que sería El libro blanco de la revista Time) y decidieron juntar frustraciones para armar una editorial de corte artesanal, pero de ambiciones desmedidas: querían algo experimental y anárquico, mostrar aquello que se resiste a ser paralizado por cualquier cerco genérico o norma establecida. Había nacido Spiral Jetty. Era el año 2010.

Vuelta al origen

Buscaban hacer algo práctico, viable a corto plazo y con insumos que se consiguieran en cualquier librería de barrio. Eso llevó a la idea de libros de pocas páginas que se convirtiera en un flujo continuo de edición. Armaron un pequeño taller en la casa de Manuel con una computadora, una impresora, una guillotina y la engrampadora. Ezequiel Alemian dice que, al principio, pidieron textos a los amigos. “Buscábamos experimentos, obras no concluidas, fragmentos de un trabajo en desarrollo, cosas nuevas. Yo ya había trabajado lo visual en El Talibán que salió por IAP y estaba desarrollando ese tipo de trabajos.”..

Martín Rejtman habla sobre Velcro y yo

Martín Rejtman es escritor y director de cine. Se formó en Nueva York, trabajó en Italia y volvió a la Argentina para dirigir, entre otras personas, a Vicentico. Autor de de los libros de relatos Rapado , Literatura y otros cuentos y del recientemente reeditado Velcro y yo, y director de las películas Rapado, Silvia Prieto, Los guantes mágicos y Copacabana, Rejtman fue entrevistado por Walter Lezcano para Revista CITRICA.

Recién llegado de una universidad de Washington, donde estuvo ocho días y fue invitado para hablar de su literatura, Martín Rejtman mira el ejemplar de Velcro y yo sobre la mesa. Lo acaba de reeditar Mondadori, luego de quince años de estar fuera de circulación. Fue una buena idea del editor Marcelo Panozzo.

¿Qué piensa Rejtman cuando ve su pasado en forma de libro?

Empieza por contar que no releyó este libro que nos convoca. Lo miró muy por arriba. No parece alguien que mire hacia atrás con nostalgia. Sobre el libro que sí volvió, “pero para refrescarme algunas cosas”, es Rapado, su primer volumen de cuentos. Lo hizo para las conversaciones que tuvo en Washington.

Los seis cuentos de Velcro y yo vienen a demostrar que pueden resistir el paso del tiempo, y están escritos con una delicadeza y certeza propia del autor. Es un libro, podemos decirlo sin pudor,” rejtmaniano”.

¿Cómo trabaja, cuál es su método o sus rutinas, teniendo en cuenta que también es director de cine?

Escribo caóticamente. Anoto cosas en una libreta, cosas que veo, que me cuentan, y eso después va a parar a algún lado, a una caja de herramientas. Puede ser, al final, un guión o un cuento.

¿Qué le parecen las lecturas que lo ubican como paradigma de la literatura noventista?

No tengo espíritu sociológico. Es normal que se pueda ver en los cuentos algo de la época, pero es porque los personajes viven en un contexto determinado y específico, y aparte fueron escritos en los noventa.

¿Podemos hablar de ciertas obsesiones recurrentes?

Sí, puede ser. Aparte, no me puedo dividir en décadas, no pienso lo mío desde ese lugar. Y, otra cosa te digo, la mentalidad de bonanza menemista, la sociedad menemista, no terminó nunca, todavía sigue.

Rejtman cuenta que le aburren un poco las lecturas que hay sobre lo que escribe, porque no se van renovando con el tiempo y las repiten en diferentes lugares (sus libros también fueron editados en España). Esas miradas que pueden sonar a condena y que reducen lo que sus textos tienen para ofrecer. Se habla de personajes autómatas, historias estáticas, realismo llano y superficial, entre otras cosas. Y continúa: “Yo veo a mis personajes como en un puro presente, sin estar metidos en la idea de los grandes planes, algo que es bien argentino”.

Literatura y otros cuentos

La literatura de Rejtman no da pautas para la vida, tampoco es una montaña rusa de emociones. Sin embargo, todo el tiempo están sucediendo cosas, las historias avanzan, indefectiblemente, van hacia adelante. Como pasa en la vida.

Los relatos de Velcro y yo tienen su inicio con un mundo ya empezado y reconocible. Los personajes se mueven dentro de ese mundo a partir de códigos propios que el lector va descubriendo de forma intempestiva, sin miramientos ni anticipaciones. Y si bien el lenguaje puede ser simple, es para desarrollar un realismo seco, y ausente de maquillajes, y casi de todo adjetivo. Parece fácil, no lo es en absoluto.

Otro de los temas que surge de la lectura de Velcro y yo es la particular utilización que hace Rejtamn de la elipsis, que parece casi una lección de narrativa: hay que saber qué es lo que se deja afuera.

¿Cómo aparecen esos espacios en el texto?

Es una manera de trabajar mía. Lo escribo, hasta que quiero contar otra cosa y así resulta. No es que hay partes de la historia que saco a propósito para que quede así. Y me parece que está bien porque esa es la historia.

El territorio sobre el que Rejtman se mueve como un baqueano es el de la clase media. Ahí sitúa el perímetro en el que sus personajes transitan sus vidas. Pero no la describe de manera miserable: no pretende burlarse de ella ni señalarla como la fuente de todos los males de la humanidad; simplemente “es lo que más conozco”, aclara. Sin embargo, él, Martin Rejtamn, el hombre que escribe y filma, dice no tener conciencia de clase. Se maneja de una manera muy sui generis, no sabe bien qué hará en los próximos días, ni tampoco lo que se refiere al manejo de dinero.

Los habitantes de Velcro y yo, en cambio, tiene bien presente la cuestión “plata”. Y otro pilar que se resalta en el libro es el de la familia. Ya sea para rechazarla, padecerla o ayudarla. Y no se trata sólo del lazo sanguíneo, sino de la posibilidad de conformación de círculos familiares formados por amistades casuales que pueden tener futuro. En ese aspecto, los cuentos muestran a seres encontrándose y dejándose llevar por lo que la vida les pone enfrente. Las relaciones fluyen; eso que es mal llamado automatismo no deja de ser el devenir natural de los estados de soledad en compañías.

El autor dice que está muy afuera del circuito literario. “Recién con Félix Bruzzone, que lo conocí hace un tiempo, me di cuenta que había algunos autores jóvenes que me habían leído y bien, pero salvo eso no estoy muy en contacto con todo lo que está pasando”. Lo que sí sabe es que el año que viene saldrá su nuevo libro: serán tres cuentos largos, dos ya lo tiene terminados y uno está en la recta final. No quiere adelantar el título.

Hablan los que tocan. Hoy responde: Tom Bestia Bebé


por Walter Lezcano

Tom es una músico increíble. Toca la bata, más bien le pega con una fuerza demoledora, en Go! Neko, y donde pinte (puede ser con 107 Faunos, con Santiago Motorizado, etcétera), y la guitarrita. Hablando de eso: sacó un disco junto a Niño Elefante que se puede bajar gratis. Y se disfruta all the time. También se lo vio en los últimos recitales de El Mató ayudando con las percusiones, y metió un tema en el #comipulenta. Es un tipo todo terreno. La cuestión es que este viernes 4 de noviembre toca en Plasma, Piedras 1856, después de las 24 hs, junto a Santiago Motorizado, Los chinos que no sabían karate y Las ligas menores. Va estar buenísimo. Bah, yo voy porque quiero estar cerca del futuro, verlo a la cara y después contarle a mis nietos qué onda el fucking rock and roll del 2011.

Ah, otra cosa. Tom es una persona excelente. No está de más apuntar eso. Para como están las cosas hoy en día, hay que decirlo bien fuerte.

Hoy Responde: Tom La Bestia Bebé

1-¿Cuál fue el primer disco que escuchaste?

La verdad es que no se cuál habrá sido el primer disco que escuche en mi vida. Seguramente haya sido alguno de Creedence que estuviese escuchando mi viejo cuando yo era un bebé.

2-¿Cuál fue el primer disco que compraste?

El primer disco que compré fue "Reload" de Metallica.

3-¿Cuál fue el primer disco que robaste?

Habrá sido alguno de Queen a un compañero de la primaria.

4-¿Cuál fue el primer disco que influyó en vos de alguna manera?

"Reload" de Metallica fue el disco que realmente me hizo dar ganas de hacer música.

5-¿Qué necesitás para ponerte a componer?

Una guitarra, algún instrumento o nada, a veces sale así nomás.

6-¿Qué fue lo primero que compusiste?

Una canción que se llamaba "Quién Carajo sos?" a los 12 creo.

7-¿Qué fue lo primero que grabaste? ¿Cómo lo ves ahora?

Lo primero que grabe fue un disco/ensayo con mi primer banda "Vibratónica". Ahora lo veo como lo mejor que hice en mi vida.

8-¿Cuál es tu mejor canción?

Una que dice "Exittt lightttaaaaaaaaaaa, enter niggghttttaaaaaaaaaaaaa"

9-Un disco imperdible

Todos los de Metallica

10-¿Qué es el rock?

Mirá cualquier recital de AC/DC y vas a tener la respuesta.

Gracias, Tom

Hablan los que escriben. Hoy responde: Charly Gr.

por Walter Lezcano

Lo único que quiero decir antes de que lean este reportaje es que Charly escribió un excelente libro llamado Spam y que lo sacó Ediciones Stanton. Cómprenlo y léanlo varias veces, por que si no se van a estar perdiendo algo tremendo. Nada más.

1-¿Cuál fue el primer libro que leíste?

Fue "Érase una vez el hombre". Eran dos tomos gordos de viñetas con texto abajo. La historia de la humanidad desde que aparecían los primeros primates en la Tierra hasta la conquista del Espacio. Había guerras, viajes, amigos, países lejanos, y en todas las épocas volvían a aparecer los mismos personajes, como si los seres humanos en el fondo fueran siempre los mismos. Mucho después me enteré que en realidad el libro era la versión en papel de un dibujo animado de la televisión francesa, y el texto era la transcripción de la voz en off que iba contando la historia. Era un relato muy cristiano, que hablaba de la humanidad como una gran aldea de hermanos. Me encantaba, la leí varias veces desde que aprendí a leer.

2-¿Cuál fue el primer libro que compraste?

Seguro alguno de Isaac Asimov, de la Fundación.

3-¿Cuál fue el primer libro que robaste?

Nunca robé libros. No en librerías al menos.

4-¿Cuál fue el primer libro que influyó en vos de alguna?

Se me ocurren En el camino de Jack Kerouac y Más que humano de Theodore Sturgeon. El primero me dio ganas de hacer dedo, cuando tenía catorce años. Y el segundo me hizo darme cuenta que se puede leer un libro y no entender abolutamente nada, y pasarla bien; estaba terminando la primaria.

5-¿Qué necesitás para ponerte a escribir?

Ganas. Y alguna frase o un par de ideas asociadas porque sí.

6-¿Qué fue lo primero que escribiste?

Cuentos en la escuela primaria. Y cuentos y poemas para un fanzine de la secundaria; todos muy melancólicos.

7-¿Qué fue lo primero que publicaste? ¿Cómo lo ves ahora?

Fue un poema en una revista literaria, Literarte, que circulaba por los BBS de Buenos Aires, antes de Internet, cuando sólo había modems y bases de datos, hacia1995. Era un poema muy corto, que hablaba de un asesinato.

8-¿Qué estás escribiendo en este momento?

Una nota sobre Tecnópolis.

9-Un libro imperdible

El secreto de Joe Gould (Anagrama) de Joseph Mitchell. Mitchell era un cronista del New Yorker que se especializaba en crónicas detalladas sobre personajes y lugares de la ciudad. Podía escribir sesenta páginas sobre un viejo bar de irlandeses del puerto, contando las historias de los mozos, el dueño, los habitués y reconstruyendo su pasado a partir de los retratos colgados en las paredes, o divagando sobre los tipos de whisky que servían y los anacrónicos platos de la carta. Era un enamorado de las historias de una Nueva York que iba desapareciendo a medida que se aceleraba la modernización, y se pasó los últimos años de su vida coleccionando escombros y pedazos de edificios que juntaba entre los restos de las demoliciones. Otras piezas suyas incluían un largo retrato de la empleada de una boletería de un cine del Bronx, o una semblanza de las familias de gitanos de la ciudad, o la historia de Joe Gould, el misterioso hombre que se paseaba por los bares de la ciudad pidiendo monedas a artistas y escritores, a los que aseguraba estar embarcado en la escritura de una gigantesca historia oral de Estados Unidos, de la que muy pocos habían llegado a leer fragmentos sueltos.

10-Una definición de escritor

Una personas con ganas de escribir.

Diario de un editor del conurbano. Ocho


1:58

Es tarde. Hace unas horas volví de Rosario. Está demasiado cerca como para hablar de eso. Ya va ir decantando toda esa experiencia.

Me jode que sea domingo, que tengo que empezar todo de nuevo mañana. Como si fuese un telón pegándome en la nuca y al toque una patada en el culo al grito: "dale, seguí"

Mañana voy a pensar algunas cosas que pasaron en Rosario para escribirlos y darme cuenta, una vez más, que las palabras son enanos de circo que hay que encimar para llegar lejos.

Diario de un editor del conurbano. Siete

22:14

Nunca en mi vida pensé que terminaría trabajando tanto . Esto me preocupa. No tengo el suficiente tiempo suficiente para escribir, para leer, para escuchar música, para mirar el techo, para emborracharme.

Por suerte, ya cosimos los libros que vamos a llevar a Rosario. Ahí va pintar descanso, pensamiento y conocer otra gente que está en la misma y vamos a compartir fracasos. Que es lo único que se puede compartir en un grupo.

Ah, y encima están las fechas de octubre en La Usina y en Santa . Esperemos llegar con todo. Porque como me dijo un amigo: Odio quedar como un pelotudo.

Hablan los que escriben. Hoy responde: Federico Falco


por Walter Lezcano

Cuando se habla de Falco se lo nombra para ubicarlo dentro del estante "nuevos narradores cordobeses". Ok, a la mierda con eso. El tipo es un gran escritor y punto. Acá y en cualquier lado. Yo lo empecé a leer con Made in China. Me lo pasó Funes, que cuando no estamos buscando soluciones para el problema "estar en pareja sin perder la cordura ni la dignidad" chamuyamos de libros. En fin, le pregunté:
-¿Leíste algo de Falco?
-Sí, guachín. Mandate esto que la rompe.
Me alcanzó Made in China. Y, sí, era cierto. Alto libro. Luego vino La hora de los monos , también prestado porque soy pobre e inquieto y tengo amigos muuuuy cultos, y la cosa ya tomó otro color. Quiero decir, ¿viste cuando te dás cuenta que estás leyendo algo que te deja turulato y sobrepasa el mero pasarla bien, que notás que hay un laburo mayor que el del buen artesano? Bueno, esa sensación tuve. Hay un chabón entre nosotros, que habita este mundo igual que vos y que yo, un contemporáneo, que está construyendo una obra muy grosa. Si no me creen, ahí están los libros.
En breve saca un nuevo: Cielos de Córdoba, con otra gran editorial, ¿a quién carajo le importa saber de dónde?: Editorial Nudista. Voy a ponerme las pilas para conseguirlo.


Locos lindos, hoy responde Federico Falco.

1-¿Cuál fue el primer libro que leíste?

No me acuerdo. Leer solo, sin ayuda de nadie, supongo que alguno de la colección Billiken. Azabache, o Sandokan o alguno de esos.

2-¿Cuál fue el primer libro que compraste?

Jurassic Park, de Michael Crichton

3-¿Cuál fue el primer libro que robaste?

Uno de los Hardy Boys, "El misterio de los contrabandistas". Mas que "robarlo", preferí nunca devolverlo y negar que lo tenía yo.

4-¿Cuál fue el primer libro que influyó en vos de alguna manera?

A los trece o catorce escribí una novelita llena de yates y familias ricas como las que pululaban en los libros de Sidney Sheldon. Un poco antes, había leído El exorcista, de W.P. Blatty y había escrito un cuento largo que terminaba con el protagonista crucificado por error.

5- ¿Qué necesitas para ponerte a escribir?

Silencio, el mate y cierta lucidez mental que no todos los días asoma.

6-¿Qué fue lo primero que escribiste?

Yo no lo recuerdo, pero una amiga dice que en cuarto grado escribí una versión libre de Caperucita Roja donde la abuela moría de gangrena que causó cierto revuelo en el curso.

7-¿Qué fue lo primero que publicaste? ¿Cómo lo ves ahora?

Un cuento que ganó alguna mención en un concurso organizado por la Editorial Colihue. Parte del premio era aparecer en una antología. Es un cuentito obviamente influenciado por la lectura de Cortázar, pero me parece ingenioso y le tengo cariño.

8-¿Qué estás escribiendo en este momento?

Corrijo y reescribo una novela.

9-Un libro imperdible
Mi idea de un libro imperdible varía con las épocas. También es difícil elegir solo uno. Si me obligan, hoy diría El sonido y la furia, de Faulkner.

10-Una definición de escritor

Una cosa es saber escribir y otra, ser escritor. Uno puede escribir excelentes poemas, cuentos perfectos, novelas entrañables y no ser escritor. Escribir (como leer) es algo del ámbito de lo íntimo, de lo solitario, incluso, un poco, de lo secreto. Ser escritor, en cambio, parece ser algo más mundano, más ligado a los usos sociales, a la creación de un personaje, a la circulación de lo público.

Gracias, Federico.