Hablan los que escriben. Hoy responde Ignacio Molina


por Walter Lezcano
1-¿Cuál fue el primer libro que leíste?
Hace poco me hicieron la misma pregunta en otro cuestionario, así que no puedo inventar. El primer libro que leí fue Amar, de Leo Buscaglia, uno de los pocos que había en la biblioteca de mis padres, en Bahía Blanca. Era una suerte de libro de autoayuda, con consejos y frases sueltas.


2-¿Cuál fue el primer libro que compraste?
Días y noches de amor y de guerra, de Eduardo Galeano. Conocí a Galeano a través de una canción de los Fabuloso Cadillacs, titulada Las venas abiertas de América Latina, y una tarde de verano fui a una librería y elegí al azar algún libro suyo.


3-¿Cuál fue el primer libro que robaste?
Creo que no robé ninguno.


4-¿Cuál fue el primer libro que influyó en vos de alguna manera?
El cazador oculto, de Salinger. Me lo prestó un tío el primer año que viví en Buenos Aires y, al menos durante algunas noches, me ayudó a sentirme un poco menos solo. Un par de años después, cuando ya había empezado a escribir más o menos en serio, me sentí muy influenciado por Catedral, uno de los libros de relatos de Raymond Carver.


5-¿Qué necesitás para ponerte a escribir?
Tiempo, ganas y voluntad. Si tengo esas tres cosas, las ideas y las palabras van surgiendo solas. La voluntad es lo que me resulta más difícil de conseguir. Aunque tengo claro que escribir es una de las actividades que mejor me hace, en algunos períodos (empujado en parte por las obligaciones laborales, familiares y sociales, y por cierta pereza y cansancio) la dejo medio relegada. Soy consciente de eso y trato de combatirlo.


6-¿Qué fue lo primero que escribiste?
Un poema largo que hacía referencia a la tiranía militar y el Mundial 78.


7-¿Qué fue lo primero que publicaste? ¿Cómo lo ves ahora?
Tres cuentitos en una de esas antologías armadas en base a concursos que salían anunciados en suplementos culturales. Según las bases seleccionarían a los mejores, pero al final, sin siquiera haber sido leídos por un jurado, salían publicados todos. Claro que, con el pretexto de la “edición cooperativa”, a todos les cobraban unos pesos. Yo fui uno de los embaucados. No sé si se seguirán haciendo esas antologías; si se hacen, recomiendo no participar. Los cuentitos eran malísimos; me sonrojo de sólo recordarlos. Hace un tiempo vi el libro en una librería de saldos de la calle Corrientes. Pensé en comprarlo para quemarlo, pero al final sólo lo cambié de lugar: lo puse debajo de una pila grande de libros para que le resultara más difícil ser encontrado.


8-¿Qué estás escribiendo en este momento?
Una novela. Pero como últimamente me está encontrando un poco encontrar el tiempo y la voluntad, va avanzando muy lento. Calculo que en alguno de estos meses que vienen, cuando se edite mi primera novela, me voy a sentir un poco más incentivado. También escribo poemas, para los que no necesito tanta voluntad ni tanto tiempo: surgen como ráfagas, casi a mi pesar.


9-Un libro imperdible
La Biblia, incluso para casi ateos como yo.


10-Una definición de escritor.
La mayoría de las veces, un ser sensible y problematizado al que le cuesta admitir que se cree mucho más importante de lo que en realidad es y que tiene demasiado miedo de no sentirse querido. No es mi caso, por supuesto.

Gracias, Molina.

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