Diario de un editor del Conurbano. Cuatro

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Escribo en la casa de mi vieja porque mi compu está en el service. Este lugar se convirtió en una peluquería. Espero que vaya bien porque mi vieja viene buscando su lugar en el mundo laboral desde siempre. De los laburo que me acuerdo: enfermera, profesora de gimnasia, maestranza, seguridad, recepcionista, dama de compañía de viejas cagadas en guita.

Hace dos día que llegué de Córdoba.
Estuvo bien eso de viajar, conocer otros aires, mucho mejores que éste. Paré el la casa L.L. Un tipo que se hace querer al toque y sin hacer ningún esfuerzo.
Y estuve pensando y recordando algunas cosas que pasaron allá:

*La palabra culiao puede usarse en sentido positivo o negativo, depende del tono con el que lo decís.
*Casa 13 es uno de esos lugares en donde se gesta el sentido de comunidad que uno pelea por concretar.
*Nunca más hago viajes tan largos en tren.
*Es una pena que una editorial como La Creiciente no exista más.
*"Cuando tenés una editorial artesanal tenés que regular la energía que le ponés. Podés terminar muuuuy quemado".
*En Córdoba los polis paran los taxis y revisan a los pasajeros. A nosotros nos pararon. Cuando los polis vieron que uno tenía la campera de Belgrano nos dejaron seguir.
*El mejor sánguche de lomito que probé en mi vida lo morfé allá.

Hay más, pero va ir surgiendo con el tiempo. Cuando la volví a ver Patri, en el almuerzo ella me dijo: contame todo. Eso no se puede hacer de una. Siempre está metido el tiempo. Cuando paso un poco, las experiencias se iran destilando en la memoria y empezaran a caer. De a poco que no hay apuro.

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